miércoles, 31 de octubre de 2012

Flechazos



Imagen de Internet

    Amanda, pensaba en que cuando fuera mayor, no pararía hasta encontrar a aquél muchacho de aspecto triste que la miraba fijamente mientras le ponía gasolina al coche  de su padre. Le buscaría y se casaría con él.
     Entonces ignoraba que aquél muchacho que tanto le atraía y ella, significaban la eterna diferencia entre ricos y  pobres, el norte y el sur, las orillas siempre opuestas. Y que no era por un capricho más de niña mimada, si no  la intensidad de  sus  grandes ojos castaños y la tristeza de su mirada, lo que le hizo tomar semejante decisión.
Pasó el tiempo y creció lo suficiente para hacer lo que quisiera con sus caprichos. Y quiso, casarse con un hombre rico, y todo lo de alrededor, gran casa, lujos, viajes…tiempo.
    Una mañana, como otras muchas, al mirarse en el espejo sintió que aquél día iba a ser diferente. Recordó que tenía que ir a la ciudad y  pronto vendrían a buscarla. Terminaba de arreglarse cuando se oyó el claxon de un coche, torció el gesto, odiaba que la llamaran como si fuera la salida de una fábrica; el chofer no debía ser el habitual.
    Bajó por la escalera con gracia, elegante y sencilla, no le gustaba hacer alarde de su posición, cuando nació además de todo, también heredó el buen gusto.
   -Buenos días señora, hoy sustituyo a Ramón.
   –Bien, bien- contestó, casi sin mirarle, mientras se dirigía  a la puerta del coche  que él se   apresuró a abrir, después  se sentó al volante y empezó a conducir  con rapidez  y seguridad.
   -¿Cómo se llama?
   -Lucas, señora.
   Para poder ver la cara de su interlocutor miró el espejo retrovisor, el chofer hizo lo mismo, los ojos se reconocieron y en aquél mismo momento se entabló una conversación sin palabras.
   -Te busqué pero el tiempo fue largo y te olvidé.
   -Yo no te olvidé,  pero seguimos  en los lados opuestos.
  Sus miradas ya no pudieron cambiar de dirección. El choque fue brutal, se habían empotrado en un camión.
   -El hombre está muerto, dijo alguien. Ella recibió la noticia en sueños, entre el ulular de las sirenas de las ambulancias.
   -Un día diferente… murmuró Amanda, antes de morir.

                                                           
  P. Merino

sábado, 20 de octubre de 2012

ALCALÁ, "CIUDAD ABIERTA"





Como todos los años y ya van veintiocho, Alcalá de Henares se prepara para la gran representación del Don Juan Tenorio. Con la particularidad de que se  representa en un gran escenario al aire libre. Un gran espacio dentro de las antiguas murallas, cerca del Palacio Arzobispal. Aunque la idea primera -y de hecho los primeros años así se hacía-, fue de manera itinerante, cada ubicación de la obra  tenía lugar en un escenario diferente, con lo que se podían recorrer los  edificios o sitios más emblemáticos y adecuados a la escena en cuestión, siempre dentro de la ciudad .
Con el tiempo se vio que aunque la idea era muy bonita y original, en la práctica resultó muy costosa y muy incómoda para los espectadores que no estuvieran dispuestos a ir de "yinkana" con las carreras añadidas para llegar los primeros al siguiente escenario.
Y hasta el año pasado como dije al principio se representa en un solo lugar. Cada año, el director y los protagonistas son diferentes, y por supuesto el montaje, que teniendo en cuenta lo conocida y popular que  es la obra suele ser lo más atractivo. Habiendo pasado por aquí como es de suponer muchos de los mejores.  La popularidad de la obra de Zorrilla,  provoca a veces, que el público recite a la vez que los actores las partes más conocidas, como en los conciertos cuando se corea la música. Y si estás entre el público resulta  igual de emocionante.
Veremos la sorpresas que nos guarda la versión de este año.



XXVIII  Edición  del Don Juan en Alcalá, según obra de José Zorrilla, en versión de Jorge Muñoz y Emilio Valle.

Cristóbal Suárez               Don Juan 
Sara Rivero                       Doña Inés

La ciudad de Alcalá de Henares espera a todos lo visitantes que quieran disfrutar de esta Fiesta de Interés Cultural Turístico  Regional.
Jueves 1 y viernes 2 de noviembre, 19:00 h.  La entrada es libre.


 P.  Merino.

jueves, 18 de octubre de 2012

PENSAMIENTOS ...


Siempre nos queda ir a los  pensamientos  grandes y profundos  para recuperar la fe en el ser humano, y en todos los seres vivos, como este conocido poema de Walt Whitman.


















Una hoja de hierba
Creo que una hoja de hierba, no es menos 
que el día de trabajo de las estrellas,
y que una hormiga es perfecta,
y un grano de arena,
y el huevo del régulo,
son igualmente perfectos,
y que la rana es una obra maestra,
digna de los señalados,
y que la zarzamora podría adornar,
los salones del paraíso,
y que la articulación más pequeña de mi mano,
avergüenza a las máquinas,
y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha,
supera todas las estatuas,
y que un ratón es milagro suficiente,
como para hacer dudar,
a seis trillones de infieles.


Fragmento de  "Una hoja de hierba",  de Walt Whitman.

                               (Versión de León Felipe)

Dibujos míos.

sábado, 13 de octubre de 2012

Rebelión espiritual




           
Imagen Internet

             Estaba sentada en el banco que había en el pasillo, con las manos metidas debajo de las nalgas, balanceando los pies de atrás hacia adelante con el ritmo del péndulo de un reloj. Aunque la miré de arriba  abajo mis ojos sólo veían su cara. Un escalofrío me subió por todo el cuerpo, porque a la vez que me era totalmente extraña algo le hacía íntima y familiar.
           -¡Hola!, qué haces aquí-  No me contestó, bajó la cabeza y empezó a mirarse los zapatos que entraban y salían por debajo del banco, como si el color  blanquísimo de sus calcetines le quisieran hipnotizar. Después vergonzosa, me miró y su mirada se fijó en la mía de tal modo, que yo pude colarme en su interior igual que si atravesara una puerta abierta de par en par.
            De golpe sentí que mis manos acariciaban los agujones de colores pinchados en el acerico, que llevaba  en el bolso del vestido, y recordé perfectamente que  se jugaba tapándolos   con montoncitos de tierra, y los ganaba el que conseguía destaparlos a base de golpear con una piedra. 
         En el otro bolso tenía más  tesoros; algunos botones todos diferentes,  que  se soltaron de su lugar y que yo recogía llena de alborozo. También  trozos de hilos de diferentes colores rescatados de alguna tela, a veces del propio vestido, y que me gustaba guardar como oro en paño para jugar a las “cunitas”. Se ataban los hilos unos con otros, se cogían  con las dos manos extendidas, después se entrelazaban con los dedos hasta formar algo parecido a una cuna,  que otras manos recogían cambiando la figura hasta que no había forma de seguir porque se enredaba todo.
            Empezó a molestarme la tirantez del pelo por el peinado de las trenzas; tiesas, brillantes,  sin un pelo fuera de su sitio,  y rematadas con lazos de seda blanca para tapar las gomas que servían de eterna sujeción. Sólo así resistirán hasta el final del día aunque corra, o se me enganchen en la cuerda al saltar  a la comba. Si  los pierdo,  no estrenaré otros hasta el domingo de Ramos y eso, si doy la lata lo suficiente.
            Hoy  vino la infancia a visitarme.

 P. Merino



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Niñez...

Estado de ignorancia que ayuda a ver las cosas diferentes,
y estar  dispuesto a ser feliz a cualquier hora,
correr sin temor ni cuidado por el barro,
 y a revolcarse  al bajar por la pendiente
cansado y exhausto al llegar a la pradera.

Creerse el rey de todo lo que sus ojos miran,
y con derecho a tocar hasta donde sus manos llegan.

Guardar con descuido en los bolsillos, 
los lazos caídos de las trenzas,
o las canicas de cristal ganadas en la última contienda.

Y al volver ya tarde a casa 
con la cara sucia  a cachos,
del  polvo de la calle y las lloreras,
esperar   impaciente y temeroso,
 la mirada atenta y sin reproches
de la  madre al ofrecerle la merienda.

                                                                  P. Merino.