domingo, 31 de marzo de 2013

Fotos prestadas



Esta semana  mi hijo ha estado haciendo el Camino de Santiago. Estas son algunas de sus fotos.   

 El paisaje, los sitos, las personas que  van  apareciendo en el camino, puede ser una de las razones, para realizar esta experiencia, pero sobre todo para la mayoría, después del esfuerzo para llegar al final, la recompensa  es abrazar al Santo. 


Miradas del camino:




Los pies sufridores



Dispuestas las piedras, el musgo y el río.



Alguien no engrasó los ejes.



El "contador" y guía de peregrinos



Y a  seguir,  siempre seguir...




                                     Y llegado el final,  hasta el sombrero descansa.



Puri Merino.
Fotos de Miguel.




viernes, 22 de marzo de 2013

NO ES LO QUE PARECE




Perdonen mi atrevimiento, por pensar, y además decir lo que pienso; No soy tan mosquita muerta cómo pudiera parecer.

    Que me estoy hartando de estar  aquí sentada,  y  de  sentir continuamente los ojos escrutadores de los demás en el cogote, entre risitas y caras de pena, -aunque ya me ocupo yo de que no pasen del ala del sombrero-. Y aclarar que no me importan   las  preguntas que  adivino en las miradas de la gente, ¿a quién espera esa, con tan poca educación que nunca llega? 
    Hoy es el segundo café, el camarero me observa entre curioso y atento por si le encargo el tercero. Pero no. 
Esperaré diez minutos más y si no se presenta me levanto y me voy.
Por favor, no se sonrían, ¡lo haré!
(Estoy empezando a sospechar, que todos saben algo que  a mi se me escapa).

 Puri Merino.

Pintura, Edward Hoope

viernes, 15 de marzo de 2013

OTRO RECUERDO




Pudiera ser



Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido
no fuera más que aquello que nunca pudo ser,
no fuera más que algo vedado y reprimido
de familia en familia, de mujer en mujer.

Dicen que en los solares de mi gente, medido
estaba todo aquello que se debía hacer...
Dicen que silenciosas las mujeres han sido
de mi casa materna... Ah, bien pudiera ser...

A veces en mi madre apuntaron antojos
de liberarse, pero, se le subió a los ojos
una honda amargura, y en la sombra lloró.

Y todo esto mordiente, vencido, mutilado,
todo esto que se hallaba en su alma encerrado,
pienso que sin quererlo lo he libertado yo.

Alfonsina Storni.



Un recuerdo para esta gran poeta argentina, que  está  en el recuerdo por ser grande y además  por su manera de acabar con la vida.  Hecho, que después inspiró una bella y sentida  canción, a  Félix Luna y Ariel Ramirez;  "Alfonsina y el mar",  y que fue el reclamo para interesarse por su obra, a quien no la conocía, como yo.

Y para recordar,  elegí  este poema que a mí me gusta especialmente.

P. Merino.
Imagen: Ben Goossens.

viernes, 8 de marzo de 2013

Semana de almendros y de mujeres



Esta entrada es del día 6 de marzo del año pasado y sin cambiar ni una coma sigue  de total actualidad.  Me alegro sólo  por los almendros.



Porque los almendros  todavía no han hecho acto de presencia. Y por  las mujeres que siempre están, han estado y estarán presentes, pero incompresiblemente hay que recordarlo una vez todos los  años,  como a los almendros.


                                                  Cuando me da por pensar

Hay más caminos, pero yo prefiero pasar por donde están los almendros.  Forman un  pasillo de tres  a cada lado y es un verdadero placer mirarlos cuando se ponen, todos a la vez, su anual vestido rosado cual  bailarinas de un ballet. Y sabiendo que me encanta su apariencia, me  engañan una vez más haciéndome creer que el buen tiempo  ya llegó, y que son compatibles con el frio o la nieve. Después se  camuflarán con  un color gris impreciso, para no estar “visibles”  cuando las nevadas tardías se presenten y les hagan quedar por  mentirosos.
   El camino que a mí me gusta podría llevar a cualquier otro lugar  más interesante,  como un bello jardín, un gran parque, o una hermosa  casa de estilo inglés, por decir algo. Pero no;  los almendros en cuestión adornan la entrada del  supermercado al que voy todos los días. La costumbre y la monotonía me dan  libertad para imaginar  otras cosas.
Y mientras transito por los pasillos atestados de cosas de comer y decido cual será el menú del día,  me da por pensar, me pasa muchas veces. Esta vez, en aquél país lejano gobernado por un Jeque árabe que mandó plantar una montaña entera de almendros, y cuando estuvieron  en flor, se lo ofreció a su amada, la favorita de su harem, porque un día se quejó de que no conocía la nieve.

Distraída  por estas cosas  no me doy cuenta de que por el pasillo de los yogures he pasado ya tres veces y que habré de cruzar hasta el otro extremo del laberinto para llegar donde está la frutería. Llego, y mientras mis ojos buscan los tomates para ensalada, me acuerdo, no sé porqué,  de otro  país muchísimo más lejano  donde hay  más montañas y más grandes y donde  no se cuenta con   los  almendros para  engañar  ni  complacer.
Allí, imagino a una mujer que  en nombre de muchas  se atreve a decir,  “Queremos salir de esta torre de tela que nos cubre de los pies a la cabeza para admirar  el  paisaje en toda su extensión, abarcar con la mirada lo de cerca y lo lejano, poder fijarnos en los detalles de las flores y la majestuosidad de los árboles.  Que cuando nos hablen nos miren a los ojos, y nosotras veamos con claridad los suyos. Queremos que el aire nos dé en la cara y nos alborote el pelo y que nadie se preocupe ni se ofenda  por ello”.
No quiero ni imaginar  lo que pudo ocurrir si algún jeque la escuchó. 
Este pensamiento que me gusta más y menos  (según se mire), me viene a la cabeza justo cuando tanteo los tomates con más interés del debido. Eso me vuelve a distraer y me olvido del asunto, con la misma facilidad que me quito   el guante   talla-única  que hay dispuestos  para  este menester.
Afuera, los almendros me esperan para presumir otro rato.
 Pero al salir,  decido pasar por otro camino que tiene plantados unos cuántos lilos,  que más adelante serán otro regalo para la vista.
 Teniendo en cuenta que no tengo casa con "patio particular", verdaderamente soy una privilegiada.

 P.  Merino.
Fotos: Internet.