jueves, 30 de enero de 2014

Las manos


 Ahora son manos nerviosas, que se quejan de dolores, pero sobre todo de nostalgia por todo lo que hicieron  y  ya no pueden. Perteneciendo a una mujer luchadora incansable, y dando respuestas a la vida cuando fue dura con ella, y la suerte le volvió la espalda en el momento crucial de formar una familia.



Innumerables son las funciones que desarrollaron en tiempos hostiles  y las situaciones a las que se vieron sometidas pero nunca se cansaron ni la dejaron tirada. Dos manos que sirvieron para levantar un mundo, sin  palanca alguna, sólo con la fuerza de su voluntad.  Voluntad que fue mucha y después de tantos años todavía le sobra. Ahora  le acompañan cuando habla y  habla  para contar todo lo que recuerda, las  historias propias, textos de los  libros de la escuela, o extensos poemas, entonados  con claridad y expresados  con los  gestos adecuados y precisos de  las manos,  haciéndolas hablar, como las grandes actrices.
En los largos tiempos de ociosidad, descansan encima de la falda, o se buscan para estar  entrelazadas un rato, y de paso  comprobar que ninguna de las dos hace algo que la otra no sepa. Echan  de menos muchas cosas que no hacen,  ahora que el tiempo es largo y pesa, por ejemplo; sujetar y pasar las hojas de un libro,  porque la vista ya no acompaña,    
Manos  cansadas,  gastadas, como dos envoltorios frágiles y delicados con las   señales  de  toda una vida,  pero  llenas de intenciones,   de cosas por hacer.  Manos torpes y algo lentas,  pero no vencidas.

Foto: Las manos de la Abuela;  dentro de dos días celebrarán los muchos años que llevan juntas. 
Purificación.

jueves, 16 de enero de 2014

Por qué... (Poema 10)

Los lamentos del enamorado  pidiéndole cuentas   al corazón con las eternas preguntas, cuando  los recuerdos abruman y exigen volver a lo hermoso del pasado. 
Después del tiempo, se conforma con imaginar, que  amable y complaciente  ella accede a darle unas sencillas  y  algo superficiales respuestas. 




Poema 10

Hemos perdido aun este crepúsculo.

Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.
-El mundo sigue, aunque nuestras manos ya no lleguen a tocarse.
He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente en los cerros  lejanos.

A veces como una moneda

se encendía un pedazo de sol entre mis manos.
-A veces las ventanas caprichosas
 confunden los anhelos con paisajes
 y  los centavos de amor con juegos malabares.

Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.

Entonces, dónde estabas?
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
-Tú me contagiaste la tristeza  que me alejó de ti.
Y anduve sola sin saber por dónde ni con quién hablaba.

Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?
-Presiento en la distancia, que  recuerdas
 los momentos sagrados  que vivimos.
  Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.
-Que las penas al caer arrasan con todo
 de forma silenciosa.

Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.
-Entérate, amor;
Me fui hace muchas tardes, noches y mañanas, 
para que   me recuerdes  como a ti te gusta;
alegre,  hermosa, y muy distante,  como cuando "estoy callada".




...La mujer de Veinte poemas, está en la distancia, se disuelve en  unas colinas lejanas, es de viento, de humo, es el zumbido de una abeja, abeja blanca, para colmo, y siempre se desplaza, emigra hacia un lugar irreal: "hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas" ...
(Prólogo de Jorge Edwards,  1991)

Purificación.

Pintura: Degas
Imágenes : Internet

Colaboración con el Club de Lectura, de La Acequia, de Pedro Ojeda Escudero.

martes, 7 de enero de 2014

Poema 6

"...La poesía de sus veinte años, sin embargo, con su ingenuidad, con su vacilación, con su "olor a madreselva", con la teatralidad de su "desesperación", sigue siendo interesante. A la vuelta de un poema, de una estrofa, a pesar de la simplicidad de la rima aparecen versos memorables. "Pura heredera del día destruido", escribe el joven lector de Quevedo..."

Jorge Edwards. (1991)










 " Boina gris, voz de pájaro y corazón de casa"




   Poema 6

 "Te recuerdo como eras en el último otoño.
 Eras la boina gris y el corazón en calma.
 En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
 Y las hojas caían en el agua de tu alma..."


"...Siento viajar tus ojos  y es distante el otoño: 
 boina gris, voz de pájaro  y corazón de casa
 hacia donde emigraban  mis profundos anhelos 
 y caían mis besos alegres como brasas..."



 "...Los Veinte poemas de amor y una canción desesperada son un libro doloroso  y pastoril que contiene mis más atormentadas pasiones adolescentes, mezcladas con la naturaleza arrolladora del sur de mi patria. Es un libro que amo porque a pesar de su aguda melancolía está presente en él el goce por la existencia. Me ayudaron a escribirlo un río y su desembocadura: el río Imperial. Los "Veinte poemas" son el romance  de Santiago, con  las calles estudiantiles, la universidad y el olor a madreselva del amor compartido."
  
Pablo Neruda. "Confieso que he vivido"

(Es  inevitable para mi tener que consultar los dos libros a la vez, porque uno me llevó al otro, gracias al prólogo que Jorge Edwards, amigo del poeta, hace de "Veinte poemas..." y en el que cuenta muchas de sus vivencias juntos,  haciendo referencia una y otra vez al  libro de sus memorias, "Confieso..."  y al que con rendida admiración me referí en una entrada anterior).

Purificación.
Fotos: Internet, y P. M.

 Colaboración para el Club de Lectura de La Acequia, de Pedro Ojeda Escudero.