La lectura por si sola suele tener sorpresas, porque las palabras bien colocadas a veces son como proyectiles preparados para impactarnos en el sentido común, en nuestra forma de ver las cosas, pero sobre todo en el corazón, cuando el pellizco del interés ya no hay quien lo pueda soltar.
El libro por si solo, como objeto físico puede tener características para atraer nuestra atención, como el formato, el diseño de la portada, el tamaño de las letras, el título -muy importante- esos títulos de ahora que son una frase a medias, que automáticamente nos provoca una imagen y el ansia de saber el porqué y como termina.
Pero a veces un libro nos puede dar sorpresas muy particulares y personales elaboradas por el lector anterior, eso pasa cuando es un préstamo de biblioteca. Como las botellas con mensaje dentro que algún día alguien encontrará.
Yo lo encontré en forma de sobre que al autor o autora, debía de tener como marca páginas, aunque antes debió de ser también recadero, al ver lo escrito en la solapa del remitente:
" pechuga de pollo"
"los abuelos se sienten agotados y angustiados, acércate y diles gracias".
Enseguida saqué mis conclusiones, y pensé que estaba escrito por una mujer, (sin ánimo de nada) son las que están demasiado pendientes de que los hijos coman y de los sentimientos de los demás; le indica al hijo el menú para ese día y lo que ha de hacer después, llevar el alimento, en este caso espiritual, a los abuelos.
Todo lo demás son las veces que dio rienda suelta a su creatividad, íntimamente guardada entre las páginas del libro. Esbozos de poemas que cubren todo el espacio sin dejar un hueco, y que por respeto no voy a reproducir. Yo a veces también hago eso, y me preocupo muy mucho de buscar si me dejé algo antes de devolverlo.
Quizá lo esté buscando, también hay números, para el autor con sentido, para mi las dudas de un enigma indescifrable. Más sencillo es pensar que el sobre, lo primero de todo, fue un apoyo casual para escribir unas medidas, o el resultado de un cálculo mental.
Se me notó en la cara, al descubrir "la sorpresa añadida" cuando cogí el libro que me correspondió esta mañana en el Club de Lectura. En alguna ocasión se había hablado de esto, de que a veces sucede, y que es un poco emocionante ver la señal evidente de que un libro es también mensajero de cosas ajenas a la historia que cuenta, por algún trozo de papel pequeño, mal cortado y apenas perceptible, un tiket de autobús, el resguardo de una compra, que en su momento señaló algo importante al lector de turno...
Pienso si sería de ley volver a dejarlo donde estaba cuando lo devuelva, para que el siguiente lector tenga el mismo regalo, si es tan influenciable y fantasioso como yo, claro.
Pienso si sería de ley volver a dejarlo donde estaba cuando lo devuelva, para que el siguiente lector tenga el mismo regalo, si es tan influenciable y fantasioso como yo, claro.
Purificación.