jueves, 14 de noviembre de 2013

Equilibrio


Para llorar:
Es imposible no darse cuenta de  que  los momentos  que vivimos son bastante preocupantes,  que seguimos con los sapos para el desayuno imposibles de tragar aunque los mezclemos con los cereales para hacerlos comestibles.
Hace tiempo que se hace insoportable ver las noticias en las que  sólo se habla de los corruptos que se multiplican como las setas, cual  virus misterioso que  lleva el aire por todas las comunidades de este país, España, y que parece afectar "preferentemente" a los que nos gobiernan, unido a esta mala racha que llaman crisis, con todo lo que conlleva y que  conocemos   bien, por  casos cercanos, integrantes de esa cifra  apabullante de muchos ceros y de sólo cuatro letras  -p-a-r-o-, asunto muy    preocupante  y que nos  pone de muy mala uva. 
Son tantas las cosas  por las que hay que protestar, tantas las cosas mal hechas,  que la mayoría nos  quedamos bloqueados sin saber, por donde empezar,  y  qué se adelanta  con ello, aparte de sentir un desahogo momentáneo, muy momentáneo.  “Seguiremos luchando,  y sueño, quiero seguir soñando y que mis hijos también puedan soñar” es  el momento  alentador  del día, el ejemplo a seguir;  son las declaraciones de un trabajador  francés, detallando su aventura de la lucha ganada a la  empresa en  que trabaja.
Después de tratar de escupir sin éxito el sapo  correspondiente, -se puede aplicar a cualquier día-,  y para buscar un poco de equilibrio,  cambio de tema para  que no todo sea sufrir  por esto  que ya dura demasiado tiempo. 




Para soñar:
 Pusimos lo más imprescindible en las mochilas y sin contar con nadie nos fuimos a vivir a un ático que nos proporcionó un amigo. Entusiasmados por la aventura, no apreciamos que la casa era muy pequeña,  y que le faltaba  casi de todo. Pero no nos importó; dedicamos mucho tiempo a mirar el cielo  por el ventanuco que daba al tejado,  y de vez en cuando nos ocupábamos  de lo secundario,  buscar en el montón de  ropa lo que nos queríamos poner y que nunca encontrábamos, o elaborar los bocadillos   escasos que nos servían de segundo alimento.
Vivíamos creyendo que sólo con empinarnos un poco tocaríamos la luna con los dedos,  no hacíamos  planes, en nuestro estado de atolondramiento temporal, aceptamos que el presente, nada más, podía ser nuestro, el mañana era  la lejanaeternidad.
Los amigos nos envidiaban y de vez en cuando subían a nuestro palomar, para robarnos una porción de independencia,   consistía  en charlar, reír, bailar, soñar y comer y beber de lo que éllos traían, y  después de mirarnos con envidia poco disimulada,  pasar revista al cielo, cuando el cansancio nos dejaba a todos tumbados por el suelo.
 Hasta que un día  el dueño del piso  nos dio a entender  que el presente se había agotado y que había que salir zumbando de allí, para darnos  de bruces con   el porvenir, lejanaeternidad.
Fue un momento crucial tener  que decidir, si buscar otra atalaya para seguir nuestra aventura, o rendirnos y repartir los trozos de cielo y las píldoras de libertad que guardábamos en las mochilas  y volver otra vez a  vivir sin contar las estrellas.

Purificación
Fotos: P.M. e Internet

martes, 5 de noviembre de 2013

Paréntesis



Objetos perdidos

Por veredas de sueños y habitaciones sordas

tus rendidos veranos me acechan con sus cantos.
Una cifra vigilante y sigilosa
va por los arrabales  llamándome y llamándome
pero qué falta dime; en la tarjeta diminuta
donde están tu nombre y tu calle y tu desvelo
si la cifra se mezcla con las letras del sueño
si solamente estás donde ya no te busco.

Julio Cortázar.


Mendoza, Argentina 1944
Foto: Internet.