Hay casualidades en la vida que se quedarían en eso, si no fuera por lo que sucede después.
Fue en la tarde de ayer; estaba esperando al autobús, una persona que hay sentada en la parada mueve el brazo para llamar mi atención. A la segunda vez, vuelvo la cabeza, y allí sentada en el asiento metálico de la parada refugiándose del sol, estaba ella, una mujer mayor, menuda y que ya usaba una muleta por la vejez. Es una señora muy conocida en el barrio por ser desde hace muchos años, propietaria (aunque ya no lo regentaba) del quiosco que hay allí al lado. Yo también la conocía, como muchos, sólo de vista, nunca había cruzado una palabra con ella.
Al mover el brazo me indicaba que las tres ventanas del primer piso de la casa que hay justo detrás de la marquesina de la parada eran suyas, "esas tres" indicaba estirando tres dedos, "son mías", dándose después con un dedo en el pecho. Miré hacia donde me indicaba, las tres ventanas con las persianas bajadas, asentí con la cabeza y creo que le sonreí, pero no le presté mucha atención. Al poco llegó el autobús, y me fui.
Hoy ya lo sabemos todos, la explosión que se escuchó esta madrugada en todo el barrio, terminó con su casa y la de arriba y ya no hay ni rastro de las tres ventanas. Sus ventanas. Y lo peor tampoco de su vida.
Y me pregunto si fue casualidad u otra cosa, que quisiera enseñar sus ventanas unas horas antes, como si supiera que hoy ya no estarían. Lo dejaremos en casualidad, triste, pero casualidad.
Tomé una foto del desastre, esta mañana, aunque no sea necesario, se verá por la televisión cuarenta veces. La foto interesante, hubiera sido la que yo no hice ayer para retratar "sus ventanas".
P. Merino.
P.D. No era esto lo que iba a ser la siguiente entrada, trataba de la exposición de fin de curso, y de mi aportación, o sea los cuadros que yo expuse en la misma.
Como verán algo bastante más banal y sin importancia, sobre las cosas que hacemos a ratos para no aburrirnos.
P.D. No era esto lo que iba a ser la siguiente entrada, trataba de la exposición de fin de curso, y de mi aportación, o sea los cuadros que yo expuse en la misma.
Como verán algo bastante más banal y sin importancia, sobre las cosas que hacemos a ratos para no aburrirnos.
¡Qué impresión!
ResponderEliminarEs curioso como el azar nos lleva a cosas como esta. No he visto la noticia, supongo que la veré por la noche, y prestaré una atención especial debido a esta historia. Triste coincidencia.
ResponderEliminarEstoy deseando ver tus cuadros.
Besos Puri
Otra casualidad, he oído la noticia esta mañana y he pensado en "no será en el barrio de Puri".
ResponderEliminar¿Intuía algo la pobre mujer?
Besos
Hola compañero, cada día me sorprendes mas.
ResponderEliminarSigue así, un gran saludo de un seguidor, desde Doña Mencia (CORDOBA)
La vida está llena de estas tristes coincidencias!
ResponderEliminarSaludos
No era una coincidencia, era un aviso. Un aviso para decirte que cogieras la cámara, que fotografiaras sus ventanas. Tardaste todo un día.
ResponderEliminarLo demás, los demás, nos dejan avisos continuamente. Sólo cuando logramos descifrarlos -generalmente, tarde- los llamamos coincidencias.
Abracitos
¡Qué horror, Puri! si, lo vi en las noticia, en el canal internacional.
ResponderEliminarProvidencial, diría yo, conociéndote que tú fueras una de las ultimas personas que hablara con la señora y le prestaras tanta atención. A veces, esos minutos, valen más que una suma de días grises en que uno pasa desapercibido e ignorado por el entorno....
Un abrazo, y que ella pueda descansar en paz.
La fugacidad de un momento que luego resulta trascendental.
ResponderEliminarQuizá intuía algo que ya nunca pudo explicarse.
Besos besos