Es inevitable; todos los días además de las tostadas, los epañoles nos desayunamos con un sapo, o dos, a cual más desagradable.
Y me digo yo, si es que ahora ya no los utilizan (a los sapos) para averiguar el embarazo de las señoras, o si es debido a la bajada de la natalidad. No lo sé, "no me consta"
Pobre del despistado que se lo trague y no tenga facilidad para vomitar.
P. Merino
Imagen: Janet Skile
Joder, Puri! cada día apuntas de manera más afinada!
ResponderEliminar¡Y con lo indigestos que son! aunque, de tragarlos los recomiendo con una salsa a la provenzal con mucho ajo para repetirlos varias veces y una buena cerveza prusiana.
ResponderEliminarBesos :-)
Pero mi sapo me lo desayuno sin tostadas....un simple vaso de agua ¿no es triste? Besotes
ResponderEliminarSapos y gaviotas.
ResponderEliminarBesos
Creo que nos queda por tragar la charca entera.
ResponderEliminarBesicos.
y lo que nos queda...
ResponderEliminarSapos, hienas, serientes, brujos...
ResponderEliminarBesos para compensar
Hola pasando por tu genial blog, es un gusto dejar mi huella, aquí, saludos, te invito cordialmente a visitar “El Blog de Boris Estebitan”, para que leas un poema mío titulado “El baile de Snoopy”, es un poema cómico.
ResponderEliminarPrefiero desayunar después de las noticias, odio los sapos. Lo siento por los sapos
ResponderEliminarBesos reportera.
Me parece que los españoles se quedan con el croar, que es más barato.
ResponderEliminarBesotes ;)
Aggg los sapos, solo de pensarlo me dan náuseas jajaaj.
ResponderEliminarUn beso.
Vengo para agradecerte tus visitas, y ver si habías escrito algo. Me paso otro día a ver si el sapito se ha convertido en un principe o princesa.
ResponderEliminarBesicos.