
Imagen, Internet.

Aunque sé que debí hacerlo antes, vengo a sacudir el felpudo de la entrada por si alguien, dadas las fechas en que estamos viene a visitarme y se lleva la sensación de que la dueña está a por uvas, que está, aunque ya hace que se acabó la vendimia. Que es una dejada, o que le da igual ocho que ochenta, como dice mi sabia madre, y no. Así es que aquí estoy preparada con bayetas, plumero, y fregona en mano para dejar esto "niquelao", limpio, limpito para los de allende los mares, (¡que presuntuosa!). Es lo menos para recibir a las visitas y que lo encuentren agradable, renovado, y sobre todo, sobre todo, que se note que hace un rato estuve aquí. Una de las formas de saber si la vecina está, es esa; que de vez en cuando barre la entrada de su casita, cómo la presumida ratita del cuento, tiende la ropa, tira la basura, o pone la música a todo trapo, (perdón, se me está yendo de las manos).
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Luces de Navidad, en Pucela. |
Soy de esos que dicen, un poco con la boca pequeña, allá por el día veinte de diciembre, "ojalá mañana fuera día siete", de enero, claro. Y con toda la desgana del mundo entro al trapo, y al final pongo el belén, y me dejo engatusar por el efecto mágico de las luces de colores, que se inventaron para eso, para tapar lo feo y malo por unos días, porque a los Magos de Oriente, con la estrella como guía y alumbrado ya les bastaba. Pues eso.
A todo el que pase por aquí, bienvenido. Se admiten críticas y reprimendas, y turrones, mazapanes, polvorones...
Igual que quiero empezar el año con otras vistas aquí, deseo que seamos capaces de mejorar todas las cosas que son feas y están mal en el mundo, que son muchas, y no hace falta decir.
Purificación.