Sólo él conocía el motivo
y ni siquiera a ella le quiso decir la verdad. Lo arregló con la frase
más conocida y menos justa “ya no te
quiero”. Antes estuvo sopesando cual de las dos noticias le haría sufrir menos
y aunque reconocía su error ya no habría marcha atrás. Lo peor sin duda, además
del sufrimiento que le causaba, sería su reacción.
Por eso permanecía en guardia,
preparado para cuando ella viniera a entregarle las cosas que él le regaló.
Sería cómo la firma del finiquito de un contrato que nunca hizo falta.
-¡No quiero nada tuyo!- le dijo tajantemente la última vez que hablaron, y él aceptó de mala
gana. Eso no arreglaría nada, los dos lo sabían pero respetó la decisión, sólo
en eso se pusieron de acuerdo.
Estaba nervioso porque se acercaba
el momento y por que no se imaginaba cómo serían sus vidas de ahora en
adelante.
No quería la devolución de cosas, y
sabía que iba a ser duro tener que recoger todos los objetos con tantos
sentimientos adheridos, revueltos en una
caja, como si fueran los restos de un
naufragio. En ese mismo momento se convertirían en simples cachivaches que, sin
embargo, significaron tanto en las fechas importantes compartidas, además de
los cinco aniversarios.

P. Merino
Foto Internet
¡¡Bárbaro el cuento!!! ¡Sí señora así se hace un cuento breve!!!
ResponderEliminarPuri, cuento o relato, muy bueno.
ResponderEliminarBesos cervantinos para Pedro-aunque no quiere saber nada de mi- y para ti.
Te digo lo que ya han apuntado Pedro y Kety, muy buen cuento que te va llevando de la mano hasta un magnífico final.
ResponderEliminarBesos
Luz
por eso es mejor no adherir sentimientos a las cosas... por lo que duele despegarlos luego
ResponderEliminarPedro, gracias,con estas buenas palabras, tendré que cargar las pilas para cuando nadie diga nada.
EliminarKety, gracias por tu opinión. Yo también te mando Besos Cervantinos desde aquí. Alcalá está de preparativos para el Premio Cervantes.
Luz, agradecida por la forma tan concisa y bonita de darme el aprobado.
Pedro Ojeda: Sería mejor; pero hasta los bebés sólo se duermen con el peluche que más quieren.
Abrazos, Puri.
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